“El Amor de los Tomates”
En una gran empresa de productos agrícolas, el ambiente de la fría bodega del almacén de semillas, se llenaba del ruido que emitían las máquinas recolectoras, las barras mecánicas diariamente transportaban toneladas de semillas para separar, fertilizar, deshidratar y empaquetar para su venta.
En el interior de uno de los contenedores, dos semillas de tomate se aferraban una a la otra, tenían mucho miedo, estaban desconcertadas no sabían qué era lo que sucedía, se amaban intensamente, crecieron juntas en un frondoso tomate, allí nació el amor.
La planta de ese tomate era la más grande y frondosa, nunca se habían cosechado tantos tomates de una sola planta. Fue cultivada por un campesino, de edad avanzada, en un inmenso plantío de tomates. El día que sembró la pequeña planta, el viejo hombre lloraba recordando el amor de su vida, la mujer que extrañaba con todo su ser, su amada esposa. Fueron muy felices compartiendo la vida durante 55 años, habían pasado solo dos meses desde que ella murió en sus brazos, lo último que pronunció fue que lo amaba, que el amor de ellos nunca iba a morir, que trascendería a través de los tiempos y de la vida.
Las semillas se sintieron dentro de un torbellino cuando la pala mecánica las traslado a la barra. A los pocos minutos ya no hubo más sonidos, en la oscuridad las semillas se buscaban. Un hombre tomó el paquete en el que quedaron, supuso que algún insecto estaba adentro porque vio cómo se movía, lo abrió y no encontró nada, entonces lo volvió a sellar.
Las semillas lograron estar juntas, así pasaron algunos meses, abrazadas en total silencio y obscuridad.
Hasta que fuertes movimientos las despertaron de su aletargado sueño.
Era el tiempo para la siembra, unas manos campesinas abrieron el paquete, el aire entró renovando su energía, al salir contemplaron como la tierra les daba la bienvenida, eran muchas hectáreas de tierra labrada, húmeda y bañada por los rayos del sol.
“Llegamos a nuestra casa” dijeron alegres.
Entonces, un campesino las separo para enterrarlas, quedaron sembradas a solo un metro de distancia.
La angustia se apoderó de nuevo de ellas pero su amor les volvió a dar más fuerza para mantener la esperanza de volverse a ver.
A los pocos días empezó a brotar en cada una su nueva vida, se formó el tallo que emergió de la tierra buscando la luz del sol, buscando su amor.
Las enamoradas plantas se vieron, entonces hicieron crecer sus ramas con verdes y tiernas hojas, las extendieron intentando abrazarse, por fin lo lograron, sus ramas se enredaron fuertemente y su amor las hizo florecer, poco a poco fueron cayendo los blancos pétalos dando paso al fruto, entonces se transformaron en hermosos Tomates.
El sol cubrió su verde piel y les regaló el color rojo, el color del amor.
Crecieron felices pero llegó el tiempo de la cosecha, fueron cortados y puestos en diferentes cajas dentro el contenedor de un gran trailer.
Otra vez la tristeza se apoderó de ellos, con gritos sin sonido, se llamaban pero ya no se escuchaban.
La madera de las cajas se humedecía con sus lágrimas, iban apretados con otros tomates que en vano trataban de consolarlos.
De nuevo el silencio se rompió, las cajas fueron abiertas en un frío almacén de un supermercado en la gran ciudad.
Extrañaron los rayos del sol cuando la luz artificial de la helada bodega los encandiló.
Una mujer tomó cajas de diferentes verduras para llevarlas a exhibir en los estantes del supermercado, las primeras cajas fueron las de los tomates, frotaba cada tomate con un paño, parecía que limpiaba sus lágrimas, los rociaba con aceite para que se vieran más bonitos al exponerlos a la venta, los tomates estaban muy brillantes, afortunadamente quedaron un poco separados pero su amor, otra vez les dio la fuerza para rodar hasta estar juntos.
Dieron gracias al cielo por quedar en el mismo lugar. Así, pasaron dos largos días.
Una niña que ayudaba a su madre en las compras para su restaurante, cantando alegremente se acercó a ellos, los observo y eligió algunos, sin conocer el dolor que causaba, puso sólo a uno de ellos en la canasta.
La madre de la niña revisó la canasta y le dijo: “Hija, necesitamos más tomates”
La niña regresó al departamento de verduras y tomó varios más, el tomate enamorado gritaba sin sonido “Yo, yo, por favor llévame contigo”
Entonces con toda su energía logró brillar intensamente para llamar la atención de la niña quien sonriendo, lo tomó.
Otra vez estaban juntos, en la misma bolsa, amándose con el amor más puro.
Al siguiente día, muy temprano estaban en la cocina, el chef puso a uno de ellos en la licuadora ante la mirada atónita del otro, una inmensa tristeza se apoderó del tomate, al grado que no le dolió ser cortado en rodajas por un afilado cuchillo.
En una de las mesas del restaurante una chica triste y solitaria, eligió del menú una sopa de tomate, la humeante sopa estaba deliciosa, en cada cucharada que comía sentía como su ánimo crecía, el color rosado apareció en sus pálidas mejillas.
Un hombre joven y cabizbajo, estaba sentado en otra mesa, sostenía en sus manos un viejo libro que veía pero no leía. Con voz pausada, ordenó una hamburguesa, no tenía hambre, por mucho tiempo la soledad había sido su único alimento.
Sin ganas le dio una mordida, pero antes de terminar de comer la hamburguesa, su cuerpo se enderezó, un cálido calor lo abrazo por dentro, sintió como si de pronto renaciera, una extraña alegría de súbito lo invadió y regresó a su rostro su oculta sonrisa.
Le preguntó al mesero; “Que tiene esta hamburguesa? Es sensacional!!!
“Tiene amor” le contestó sonriente, sin imaginar lo que en realidad sucedía.
Las miradas de el hombre y la mujer se cruzaron, nunca se habían visto, pero de alguna manera sabían que se habían vuelto a encontrar.
Un torrente de pasión inundó sus cuerpos, el amor llenó sus corazones, la alegría de nuevo iluminó sus vidas.
Al salir del restaurante se tomaron de las manos y caminaron juntos felizmente hacia su nuevo destino, iniciando su nueva vida, compartiendo el amor de los tomates.
La esencia del amor jamás muere
El amor brota en cada momento, en cada lugar.
El amor de los tomates.
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